Pues depende. Si me preguntan si “el maltratador en general” se puede reinsertar, yo diría que no. Porque, por lo general, los casos más peligrosos no son aptos para entrar en los programas de reinserción. Y si nadie los trata, cuando salgan de la cárcel seguirán siendo un peligro. Por otro lado, el éxito de los programas de reinserción depende de que el agresor reconozca su problema tal y como se lo presentan. Por tanto, también excluye de un “final feliz” a los maltratadores que no reconocen esto.
Si me preguntan si los maltratadores que sí acceden a estos programas se pueden recuperar, también les diría que depende. Depende de cuál sea el origen de su conducta conflictiva. Si es un simple problema cultural, de machismo y de valores equivocados, sí que se podría reeducar y reinsertar. Si su conducta nace, en cambio, de un trastorno o anomalía psicológica, ya no creo que pueda reinsertarse.
Desde mi experiencia puedo decir que los que padecen celos patológicos agresivos, hoy por hoy, no solo no se pueden rehabilitar, sino que, en pareja, empeoran con el tiempo. En estos casos, reconocer y ser consciente de tener un problema, no basta. Harían falta terapias muy específicas que, por lo que sé, ni existen ni se investigan de una manera controlada. Nos atamos pues a la esperanza de que los profesionales independientes que investigan por su cuenta y van aplicando terapias que resultan eficaces, las hagan públicas y accesibles cuanto antes.
Por tanto, si su conducta se debe exclusivamente a un problema de machismo, el maltratador sí se puede reinsertar. Si existe, en cambio o junto a éste problema, un trastorno de celos patológicos agresivos, estos afectados (y afectadas) tienen difícil solución. No obstante, en la Asociación VISC trabajamos por que haya terapias adecuadas para estos maltratadores, que son los más peligrosos e imprevisibles y de cuya mejoría dependen las vidas de muchas personas.
Araceli Santalla.
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