Al finales del mayo pasado tuvimos el placer de asistir a este interesante congreso donde se dieron cita más de 50 asistentes y 20 ponentes de todo el mundo para abordar el tema del SAP y la Custodia Compartida. Interesante resaltar que había una casual paridad entre los asistentes, siendo tantos hombres como mujeres y demostrando con ello, que este tema no es una preocupación masculina, por intereses "machistas" como sospechan maliciosamente las feministas antisociales. Es una preocupación de todas las personas susceptibles de sufrirlo, es decir, cualquier padre o madre sumido en un proceso de separación.
Allí escuchamos, pues, testimonios de padres y madres que habían sido apartados de sus hijos a la fuerza contemplando impotentes cómo, la confianza que antaño tenían con sus hijos, se iba transformando, sin mediar palabra por su parte, en un odio sin fundamento que sólo podía explicarse por la manipulación y coacción a los que habían sido sometidos por parte del padre/madre custodio.
En VISC compartimos la idea de que es necesario detectar y medir el daño que el padre/madre custodio puede hacer a los hijos mediante esta manipulación, de que se desarrollen programas terapéuticos para recuperar la libertad afectiva de los pequeños y que se penalice de algún modo al progenitor que use estos métodos para castigar al otro progenitor (y al niño a su vez) por frustraciones mal resueltas.
Entre los momentos más interesantes de este encuentro, resaltamos la impecable ponencia del psicólogo e investigador valenciano Julio Bronchal, injustamente perseguido por el feminismo antisocial dada la fuerza y profundidad de sus argumentos en pro de un trato justo y considerado con el equilibrio psicológico de los niños, un trato tan apartado de los intereses políticos, ideológicos y económicos que alientan estos movimientos radicales antisociales disfrazados de feminismo.
Especialmente emotivo fue también el testimonio de Carlos, que relató el calvario que vivió su hijo bajo la custodia de su madre, que aparte de desatender sus necesidades terapéuticas por su trastorno de personalidad, desgarró el sano vínculo que el chico tenía con su padre, generándole una tensión y una soledad que acabaron llevándolo a consumar el suicidio que ya intentó en varias ocasiones durante este proceso. Mencionar también el dramático caso de una madre, psicóloga de profesión, que hubo de sufrir el fallecimiento de su hija adolescente por "muerte súbita" y después, la culpa que sobre ella (por ser portadora del gen responsable) descargó su ex-marido quien, tras la separación, manipuló a los hijos para que no quisieran volver a verla.
Por otro lado, destacar la fortuna que tuvimos de conocer a la psicóloga Mª José Meseguer Medina, quien se interesó mucho en nuestro proyecto y se ha ofrecido a colaborar con nosotros desde Barcelona, en la medida de sus posibilidades, así cómo al Doctor y psiquiatra alemán, ponente del congreso, Wilfrid Von Boch-Galhau, quien se mostró profundamente impactado por la historia que motivó la fundación de la Asociación VISC y nos ha comunicado su interés en conocer más de nuestro proyecto. Hasta el punto que dentro de unos días visitará España de nuevo sólo para entrevistarse tranquilamente con nosotros y descubrir las circunstancias, detalles y propuestas de VISC para el fin de la violencia de pareja. Un privilegio para esta causa que confiamos resulte enriquecedor para el ya denso bagaje de este gran especialista.
Felicitar pues a los organizadores del Congreso, en especial a Juan Carlos y a Mª José, con quienes tuve el placer de compartir alguna charla y animaros a seguir en esta necesaria lucha, porque miles de niños de todo el mundo, en el futuro, os lo agradecerán.
Araceli Santalla.
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