domingo, 3 de mayo de 2009

Diagnóstico de un afectado

Es celoso, pero no lo sabe. Él piensa que sus enfados son por otras cosas. Tiene un buen trabajo y una buena mujer, pero a menudo discuten por tonterías: que si se ha dejado la ventanilla del coche abierta, que si no compró la marca de galletas de siempre, que si puso el aire acondicionado demasiado alto, que si la factura de teléfono, que si el mando de la tele, que si el cole de los niños, etc. Las discusiones típicas en la pareja, como pensaríamos muchos. Sin embargo, él pasa de ser un tipo encantador, cariñoso, comprensivo, generoso y optimista, a ser otro desagradable, exigente, intolerante, autoritario, negativo e incluso agresivo por ese tipo de cuestiones. Y a ella le hace mucho daño. Porque a ella no se le ocurre montar tal escándalo al hombre que ama por temas tan intrascendentes que, aún siendo importantes, afrontaría sin ponerse tan histérica ni faltarle el respeto o herir su sensibilidad. Y siempre acaba preguntándose "¿por qué no es todo el tiempo el tipo maravilloso que me enamoró? ¿por qué de repente se vuelve tan odioso?"

Pues sucede que 40 años antes, él se preguntaba lo mismo cuando su madre le castigaba de un modo tan agresivo sin que él entendiera el motivo. Él tenía 3 o 4 años y no podía entender que su madre, el amor de su vida, unas veces le cuidara, le protegiera, le mimara, le hiciera reír, le tratara como un príncipe y que otro día, sin más, o por cualquier chorrada, le ignorase, le mirase sin amor, le insultase, le gritase con los ojos llenos de odio, le castigase, le dijese que era malo, que la molestaba, que ya no le quería o que pasaba de él. Él no tenía edad para entender que su madre mostraba esas reacciones porque padecía un trauma afectivo contraído a su misma edad, que le provocaba unas crisis periódicas en las que sentía que el mundo entero estaba contra ella y que debía castigarlo, como único modo de hacer justicia y calmar su ansiedad. Entonces, también el niño se preguntaba "¿por qué mi mamá no es todo el tiempo la mujer maravillosa que me enamora? ¿por qué de repente se vuelve tan odiosa?"

La psicologia actual ha observado y advierte de que un trato afectivo inconstante en la infancia, puede generar un trauma en el niño que se convierta en un trastorno de la personalidad. Hay trastornos sobradamente conocidos que responden a un trato inadecuado más o menos evidente sumado a algún condicionante biológico o genético. Sin embargo, el trastorno que nos atañe, el de los celos patológicos agresivos, sean o no sean visibles en el adulto afectado, responde a un trato afectivo inconstante MUY HABITUAL, tolerado y sutil. El niño de nuestro ejemplo no padece, de hecho, ningún trastorno invalidante, pues puede mantener un trabajo y una relación sin conflictos insalvables, sólo "los normales". El hecho de que no se le dé importancia a sus "enfados cotidianos", responde a que TODOS tenemos similares "enfados cotidianos", con mayor o menor intensidad. ¿Significa eso que, a pesar de que su intensidad resulte dañina para la autoestima de su pareja y a la larga para sí mismo, no nos enfrentamos a un trastorno? No. Significa que (casi) TODOS tenemos el germen de este trastorno, pero que unos lo han desarrollado con mayor intensidad y otros con menor.

El afectado de nuestro ejemplo alberga un trauma afectivo en el subconsciente contraído en su primera infancia y generado en la relación con su madre, la persona más importante para él en ese momento, que acabará trasladando a la relación con la siguiente persona más importante de su vida, su pareja. Y repetirá los mismos patrones sin darse cuenta. Por una parte, conservará un lado bueno, sano y equilibrado, desarrollado cuando su madre permanecía en "estado normal" y lo trataba bien, estimulando sus potenciales y su autoestima correctamente. Pero por otra, albergará también un lado malo, herido e inestable, desarrollado cuando su madre entraba en "estado de crisis" y lo trataba mal, golpeando su autoestima y su seguridad afectiva. Es probable que las crisis de este hombre se repitan con similar frecuencia con que le sucedían a su madre, pues esos hábitos también se mimetizan inconscientemente, más aún cuando se trata de sucesos tan impactantes para un niño.

Finalmente, el entrar en crisis acabará siendo una necesidad casi biológica para el afectado, pues el hecho de padecer la inseguridada afectiva responsable de los celos patológicos que le despiertan paranoias acerca de la maldad de su pareja y el hecho de haber aprendido también de un modo traumático que "lo malo" no puede quedarse sin castigo, generarán en el afectado una tensión por ver cumplido el castigo sobre tal maldad, que esa energía contenida en forma de ansiedad, resultará insoportable hasta ver satisfecho su impulso castigador. Probablemente, como sucede a menudo, el afectado no relacione su estado de crisis con un proceso subconsciente, sino que lo achacará a una provocación externa y, como también sucede a menudo, no lo vinculará a una sospecha irracional suya, sino que pensará que es por algo objetivo y justificado. Entonces, si no ve una traición objetiva por parte de su pareja, la excusa para explotar será cualquier otra: la ventanilla del coche bajada, el aire acondicionado a tope, el mando de la tele, etc. Pero su enfado será absolutamente desproporcionado a la razón que argumentará para ejercer ese castigo.

Y todo... por un trastorno de la personalidad que no sabe que padece y que tiene a los celos, explícitos o implícitos, como su síntoma más importante.

Esto es parte de lo que Araceli Santalla explica en su libro y que en la Asociación VISC hemos aprendido para empezar a mejorar la vida y las relaciones de los afectados. Pero que alguien me diga si merece o no merece contrastarse esta teoría.

6 comentarios:

Si hay alguien más dijo...

Totalmente de acuerdo contigo,no sólo merece la pena ,sino que es "de obligado complimiento" INVESTIGAR ,buscar respuestas para tantas personas que padecen, afectados y familiares cercanos , esta lacra social que hace sufrir y en ocasiones acaba matando...

Apoyemos esta investigación!
Concienciemos a las personas del dolor psicológico y fisico, que los celos patológicos causan.
!Animo para conseguir avances!

Sara

VISC dijo...

Gracias Sara, seguiremos trabajando por que esta teoría vea la luz y sea contrastada, por la supervivencia de los afectados y afectadas más graves, pero también por ayudar a los menos graves a llevar una vida afectiva digna.
Abrazos!

Isolda dijo...

Me gustaría mucho leer tu libro porque me interesa saber si alguna teoría se adapta a mi vida. No sé, quizá en algún momento debí asistir a alguna cita con el psicólogo; tal vez me hubiera ayudado. Ahora creo que es demasiado tarde. Yo misma me creé mis propias ilusiones para seguir viviendo, aunque no pude apartar mi falta de autoestima ni sentir celos, que sólo a mí me hacían daño. No creo que mi pareja me doblegara ni que tuviera alguna falta de cariño con su madre, pero sí que en ciertos momentos me trató mal, sin valorarme y humillándome delante de cualquiera, siempre por estupideces. Esto contribuyó a que yo dejase de quererle y que siguiera viviendo con él por la comodidad de no quedarme sola. Ahora es difícil cortar esos lazos de tanto tiempo y me encuentro en una encrucijada que me hace un daño irreparable. Tengo miedo y no sé qué camino tomar. Ahora se porta bien, no quiere discutir conmigo, quiere arreglar una relación que por mi parte está muerta; no siento y eso es muy doloroso. Por otra parte, no quiero hacerle daño y me lo hago a mí. Tengo una angustia y un dolor continuo que no puedo quitarme porque me da pena. Tal vez, tuve yo toda la culpa y todos los fallos. Quizás el no amar a una persona, hace que ella lo note y por eso, se porte mal. Por Dios, no sé ni qué digo. Estoy horriblemente mal. Perdona que me haya desahogado, aunque no sé si me has entendido algo.

VISC dijo...

Querida Isolda, gracias por escribir y compartir tu situación. Desde mi experiencia, lo que me han enseñado los libros y algunos cursos, lo que he aprendido de otras personas afectadas y lo que me ha aportado este proyecto, sólo puedo decirte que para arreglar una relación, han de querer las dos partes, pero también han de quererse. Piensa que nadie está llamado a vivir infeliz, angustiado e insatisfecho, ni mucho menos a sentirse culpable de por vida. Nunca es tarde para empezar de nuevo y a veces, el poner fin a una relación que no funciona, supone abriros la puerta a ambos para encontrar vuestra verdadera felicidad. Aunque suene contradictorio, a menudo, en estos casos, "romper" significa "construir". Y créeme, quedarse sola una buena temporada también es maravilloso. Otro día te cuento las ventajas ;-). El libro de Araceli contiene muchas respuestas y quizá entre ellas esté la que buscas. Te adelanto que no está el remedio mágico, pero sí una nueva perspectiva sobre el comportamiento patológico en la pareja y muchas instrucciones para tomar una decisión y hacerlo con inteligencia, seguridad y libertad.
Ojalá te sirva. En cualquier caso, siéntete comprendida porque somos muchas personas las que hemos pasado por ahí y no hay nada como coincidir con ellas, aunque sea por este medio, y poder descansar unos en otros.
Para lo que quieras, seguimos en contacto. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Soy una mujer que tiene celos. Monto en cólera y agredo verbalmente. Hago sufrir a mi pareja y sufro yo. No entiendo por qué él no entiende que tengo motivos para estar celosa, y simplemente he visto en una fot de empresa a "ella" a su lado. Tuve problemas en la infancia y adolescencia con mis padres. Investiguen por favor.

VISC dijo...

Querida amiga,
te felicito por tu valentía para admitir tu problema y te informo que seguimos investigando y pidiendo por una terapia eficaz para ti y para todos los que sufren por celos.
Ánimo, porque no estás sola.
Un abrazo.
Araceli.